En la
naturaleza, hay muchos elementos relacionados con la sección áurea y/o
los números de Fibonacci:
-El
cociente de dos términos consecutivos de la sucesión de Fibonacci tiende a la
sección áurea o al número áureo si la fracción resultante es propia o impropia,
respectivamente.
-La relación entre la cantidad de abejas macho y abejas hembra en un panal, además del número de descendientes
en cada generación de una abeja macho o zángano nos conduce a la sucesión de
Fibonacci, y por lo tanto, al número áureo.
-La disposición de los pétalos de las flores (el
papel del número áureo en la botánica recibe el nombre de Ley de Ludwig).
-La distribución de
las hojas en un tallo.
-La relación entre las
nervaduras de las hojas de los árboles.
-La relación entre el grosor
de las ramas principales y el tronco, o entre las ramas principales y las
secundarias (el grosor de una equivale a Φ tomando como unidad la rama
superior).
-La distancia entre
las espirales de una piña.
-En las dimensiones de insectos y
pájaros.
-La relación entre la
distancia entre las espiras del interior espiralado de cualquier caracol o de cefalópodos como
el Nautilus. Hay por lo menos tres
espirales logarítmicas más o menos asimilables a proporciones aúreas. La
primera de ellas se caracteriza por la relación constante igual al número áureo
entre los radiovectores de puntos situados en dos evolutas consecutivas en una
misma dirección y sentido. Las conchas del Fusus antiquus, del Murex, de Scalaria pretiosa, de Facelaria y de Solarium trochleare, entre otras, siguen
este tipo de espiral de crecimiento. Se debe entender que en toda consideración
natural, aunque involucre a las ciencias consideradas más matemáticamente
desarrolladas, como la Física ,
ninguna relación o constante que tenga un número infinito de decimales puede
llegar hasta el límite matemático, porque en esa escala no existiría ningún
objeto físico. La partícula elemental más diminuta que se pueda imaginar es
infinitamente más grande que un punto en una recta. Las leyes observadas y descriptas
matemáticamente en los organismos las cumplen transgrediéndolas orgánicamente.
-En la cantidad de elementos constituyentes de las espirales o dobles espirales de las
inflorescencias, como en el caso del girasol, y en otros objetos orgánicos como
las piñas de los pinos se encuentran números pertenecientes a la sucesión de
Fibonacci. El cociente de dos números sucesivos de esta sucesión tiende al
número áureo.
-Existen cristales de pirita dodecaédricos pentagonales
(piritoedros) cuyas caras son pentágonos irregulares. Sin embargo, las proporciones de dicho poliedro irregular no involucran el
número áureo. En el mundo inorgánico no existe el pentágono regular. Éste
aparece (haciendo la salvedad de que con un error orgánico; no podemos
pretender exactitud matemática al límite) exclusivamente en los organismos
vivos.
No solo aparece en la naturaleza, sino
que también esta proporción puede aparecer en el ser humano, por eso muchos
matemáticos y científicos han desarrollado teorías sobre las modelos o la gente
que nos parece atractiva, es porque en la estructura de su cuerpo aparece la
divina proporción en muchos de las partes de nuestro organismo, es decir, la
relación entre las falanges de los dedos es el número áureo, la relación entre
la longitud de la cabeza y su anchura es también este número.
Leonardo Da Vinci, por ejemplo, realizó
el Hombre de Vitrubio para ilustrar el libro De Divina Proportione del
matemático Luca Pacioli editado en 1509. En dicho libro se describen cuales han
de ser las proporciones de las construcciones artísticas. En particular,
Pacioli propone un hombre perfecto en el que las relaciones entre las distintas
partes de su cuerpo sean las del dibujo adjunto. Resulta que la relación entre
la altura del hombre y la distancia desde el ombligo a la mano es el número
áureo.
También podemos encontrar la espiral
del rectángulo áureo en los cuernos de muchos animales como los rumiantes.
En resumen, muchos científicos incluso han sugerido
que el número áureo y sus proporciones están conectadas al número áureo y sus
proporciones, por ejemplo, con el comportamiento de los mercados de valores y
el crecimiento de muchos animales y plantas que mantienen la forma y conservan
las proporciones. No solo encontramos los objetos geométricos que hay en nuestro
alrededor como los billetes, también encontramos, los huevos de las gallinas,
las estrellas de mar, las billeteras, todas las flores pentagonales también
contienen las características de este número mágico, es decir, guarda una
relación directa con el número de oro.
Me gustó mucho el informe
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